Una celebración de la vida a través de la moda
Daniela JubizLa pasarela de Orozco, en colaboración con la Fundación Alma Rosa, re-significó la moda, los cuerpos que la habitan y el disfrute de la vida misma. Jorge Orozco, quien atravesó un proceso de cáncer, logró junto a Lina Hinestroza, directora de la fundación y también sobreviviente de la enfermedad, construir una declaración poderosa: vestir también es vivir, sanar y resistir.
La moda, como cultura material, nos permite reflejar lo que estamos atravesando, expresarnos sin filtros y mostrarnos tal como somos: sin tapujos, sin miedos.
Aunque a veces se crea lo contrario, vestirse no es simplemente cubrirse o adaptarse a un código social; es, en muchos sentidos, la forma más íntima y simbólica de habitar el mundo.
Vestirse es un acto cotidiano, sí, pero profundamente significativo, como señaló Roland Barthes en El sistema de la moda, la indumentaria no solo comunica: también construye sentido, identidad, deseo y pertenencia; en cada elección, incluso en la más mínima, hay un gesto de afirmación o resistencia.
Por eso no me canso de repetirlo: la moda es el estado cultural del ser, y el estilo, el reflejo visible del alma.
Ayer fuimos testigos de una pasarela que no solo presentó prendas, sino cuerpos que cuentan historias, sensibilidades que se entrelazan y esperanzas que caminan con fuerza.
Espacios como este nos permiten celebrar la vida, la diversidad y el milagro que representa despertarnos vivos cada día, porque cuando la moda se une con propósito, el resultado es profundamente humano.
Gracias a Jorge y Lina por recordarnos, a través de la moda, que cada día es un milagro y por hacernos celebrar la vida… con estilo, alma y verdad.