Cultura cafeína: ser instantáneo

Daniela Jubiz

Cultura cafeína es el término que elegí para nombrar el estado de aceleración permanente en el que vivimos: una cultura estimulada, casi adicta a la urgencia. 

No sólo se trata del corre-corre diario, sino de una sociedad que ha hecho del rendimiento su brújula moral y de la productividad su forma de validación.

Corremos detrás de metas que muchas veces no hemos elegido, impulsados ​​por un sistema que glorifica el "hacer" por encima del "ser".

Nos repetimos que estamos construyendo algo, pero rara vez nos detenemos a cuestionar qué exactamente estamos construyendo o para quién .

Simultáneamente en lo digital -que es nuestra otra realidad- nos quejamos de la falta de profundidad, de lo superficial que es resultado del agotamiento.

Sin importar nuestras quejas, seguimos ahí, desplazándonos a toda velocidad por contenidos fugaces, consumiendo cursos exprés, autoayuda comprimida y experiencias empaquetadas, tal vez, porque ya no tenemos tiempo para vivir lento .

Todo debe ser instantáneo: el éxito, las respuestas, los resultados, es por esto que nombro, a este fenómeno -de manera, tal vez atrevida- cultura cafeína .

Vivimos con la ansiedad de no llegar, sin detenernos a preguntarnos hacia dónde vamos, en una urgencia sin dirección.

En este contexto, el verdadero lujo se redefine; No son los objetos costosos ni las experiencias exclusivas, sino el tiempo sin prisa, la presencia real, la posibilidad de desconectarse del deber constante para simplemente estar . 

Hoy, el valor agregado más preciado es el tiempo: tiempo para pensar, para crear con intención, para habitar los procesos y no solo para perseguir sus finales.

Quizás, en medio de tanta velocidad, la verdadera subversión sea el silencio, los invitamos a reconsiderar unos minutos de  pausa pues esta es: el vacío fértil donde volvemos a escucharnos.

Regresar al blog

Deja un comentario